CITY: z.B. Susann – THE BOOMTOWN RATS: I Don’t Like Mondays

CITY: z.B. Susann – THE BOOMTOWN RATS: I Don’t Like Mondays

LA POSIBLE COPIA

 

CITY: z.B. Susann

 

“z.b. Susann” es una de las canciones incluidas en Casablanca, el sexto álbum de estudio de la banda de Berlín (Alemania) City publicado en 1987 y producido por el músico alemán Klaus Peter Albrecht y el estadounidense Tom Cunningham.

 

Se trata de un disco conceptual editado por el sello Amiga, de la República Democrática Alemana, y que también apareció poco después publicado en la República Federal Alemana con el título Casablanca … oder gute Gründe.

 

El texto de la canción es más fácil de descifrar si se creció en la antigua RDA, ya que tiene varios mensajes ocultos. Muchos artistas intentaron contrarrestar la censura comunista dejando mensajes no explícitos en sus textos. Cifrar las críticas, decodificar los mensajes ocultos y leer entre líneas era, por lo tanto, necesario para entender dichas letras.

 

La canción describe la vida en el este de Berlín después de la guerra, cuando todavía eran posibles los viajes a las afueras de Berlín Occidental desde la Alemania Oriental, en contraposición al Berlín de 1987. Se cita, por ejemplo, un “amor que duró de primavera a agosto».

 

Los supervisores culturales (censores) de la antigua RDA no se dieron cuenta de que hacía referencia a un tema considerado tabú y que los oyentes sí captaron: La primavera representaría la rebelión frente al poder comunista de 1968 y agosto era la fecha de 1961 en la que se construyó el muro que separaba las dos Alemanias.

 

El título de la canción también representaba un código que no se captaba a simple vista: si se lee al derecho, se podría traducir como “Por ejemplo, Susann” (una mujer que había conseguido pasar a la Alemania occidental) pero, si se lee al revés, las tres últimas letras de la canción serían SBZ, que significa concretamente “Zona de ocupación soviética”.

 

Esta sería la traducción de su letra:

“Conozco el cementerio tras la fábrica de gas,
donde huele a alquitrán y a hiedra.
Conozco el viento entre las ruinas del bunker
y aún veo mis tejados.
Totalmente prohibido volar cerca de la chimenea
que se alza en honor a Stalin.
Los muros sobre los que ascendemos
están grises y blancos con las cagadas de las palomas.
En Berlín

Los tranvías corriendo hasta la avenida principal.
En tierra de nadie,
donde un cine infecto estaba abierto para los niños de la zona pobre.
Hoy veo la estrella de Mercedes desde el balcón de mi madre,
Publicidad de McDonalds y turcos barriendo la calle.
En Berlín

La gente conoció a Jumping Jack y Lucy in the Sky en Dönhoffplatz
Rudi también estaba allí en el asfalto del puente ferroviario elevado.
¿Qué sabías sobre los cabello largos y los pantalones vaqueros?
El primer amor duró de primavera a agosto.
En Berlín

Desde entonces,
la prosperidad ha surgido de los poros y coloridos azulejos.
Algunas cosas renacieron,
por ejemplo tú, Susann.
En Berlín”.

 

EL ORIGINAL

 

THE BOOMTOWN RATS: I Don’t Like Mondays

 

Tal y como señala José A. Gutiérrez, “z.b. Susann” de City tiene unas líneas antes del estribillo y una melodía prácticamente idéntica a “I Don’t Like Mondays” de The Boomtown Rats”, canción que se editó como single el 13 de julio de 1979.

 

El tema también apareció incluido en su tercer álbum del grupo, The Fine Art of Surfacing. Su texto parte, tal y como recogía Héctor Sánchez en la publicación Efe Eme del 12 de septiembre de 2013, de una matanza en un instituto estadounidense:

 

“La mañana del lunes 29 de enero de 1979, Brenda Ann Spencer se levantó con el pie equivocado. La muchacha, de dieciséis años, sentía cierta pereza para acudir a clase, como le sucedería a cualquier joven estudiante de su edad obligado a bajarse de la cama después del fin de semana. Que desde la ventana de su hogar en San Diego, California, se viera el edificio de su escuela, la escuela elemental de Cleveland, no ayudaba nada.

 

Esa mañana, Brenda decidió comenzar la semana de forma diferente y, apoyada en esta ventana, consideró que aquel era el momento oportuno para probar aquel regalo tan especial que había recibido durante las recientes navidades. Como era muy aficionada a la música, la chica había pedido un radiocasete para escuchar a sus grupos de rock favoritos. Sin embargo, a los pies del árbol de Navidad de los Spencer descansaba un regalo que haría las delicias del mismísimo Charlton Heston: un rifle semiautomático del calibre 22. El padre de Brenda estaba muy orgulloso de ella, era tan buena como el oro, y la mejor manera de demostrarle su cariño fue obsequiarle con el arma que cualquier adolescente estadounidense debería tener.

 

Mientras varios niños esperaban la apertura de las puertas de la escuela, Brenda Spencer se dedicó a abrir fuego contra ellos. Disparaba a diestro y siniestro. Al azar. No le importaba dónde podían terminar las balas de su regalo navideño. Cuando las sirenas de los coches patrulla comenzaron a sonar en la calle, Spencer pensó que era el mejor momento para dejar de disparar. Ocho alumnos y un oficial de policía habían resultado heridos. La peor parte la recibieron el director de la escuela, Burton Wragg, y el conserje, Mike Suchar, que murieron al intentar proteger a los alumnos.

 

¿Qué razones necesitaba para actuar de semejante manera? Después de unas seis horas, Brenda salió de su casa esposada y escoltada por los agentes de policía. Cuando le preguntaron cuál era el motivo por el que había decidido realizar esa masacre, la chica se encogió de hombros y respondió de forma lacónica: “No me gustan los lunes”. Ya está. ¿Quién necesitaba más razones?

 

“Empecé a disparar. Solo lo hice por diversión. Simplemente no me gustan los lunes. Solo lo hice para animar el día. A nadie le gustan los lunes”. A Spencer no le bastaba con tomarla con el despertador como haría cualquiera al levantarse un lunes, y además, echó más leña al fuego con sus declaraciones: “Vi a los niños como patos que andaban por una charca y un rebaño de vacas rodeándolos”.

 

Los periódicos no tardarían en hacerse eco de la masacre y de la frialdad y la falta de remordimiento con la que la joven había respondido. La noticia no dejó indiferente a Bob Geldof, que por entonces se encontraba en Estados Unidos: “Me estaban haciendo una entrevista en la radio en Atlanta con (Johnnie) Fingers y había un fax detrás de mí. Lo leí según llegaba. Que no te gusten los lunes es una razón un poco extraña para cargarte a alguien. Pensé sobre ello de vuelta al hotel y dije: ‘El chip de silicio que está dentro de su cabeza se había sobrecargado’. Escribí eso. Y los periodistas que la entrevistaban le preguntaban ‘¿dime por qué?’. Qué acto tan absurdo. Era el acto absurdo perfecto y era la razón absurda perfecta para hacerlo. Quizá escribí la canción absurda perfecta para ilustrarlo. No fue un intento de explotar la tragedia”.

 

Esta sería la traducción de su letra:

“Un chip dentro de su cabeza
se puso en marcha hasta sobrecargarse,
y nadie va a ir a la escuela hoy,
ella va a hacer que se queden en casa.
y papá no lo entiende,
siempre dice que ella era tan buena como el oro,
y no puede ver ninguna razón,
porque no hay razones.
¿Qué razones necesitas que te muestren?

Dime por qué
no me gustan los lunes.
Dime por qué
no me gustan los lunes.
Dime por qué
no me gustan los lunes.
Quiero apagar el día entero

El télex se mantiene tan limpio
como si escribiera a un mundo que espera,
y mamá se siente tan impactada,
el mundo de papá está estremecido,
y sus pensamientos se dirigen
a su pequeña chica.
Dulces dieciseis, no son tan grandiosos
no, no es tan bueno como para admitir la derrota,
no pueden ver ninguna razón,
porque no hay razónes.
¿Qué razones necesitas?

Dime por qué
no me gustan los lunes.
Dime por qué
no me gustan los lunes.
Dime por qué
no me gustan los lunes.
Quiero apagar el día entero, apagarlo, apagarlo,
echar el cerrojo

Todos los juegos se han parado en el patio del recreo,
ella quiere jugar un rato con sus juguetes.
La escuela acabará pronto y pronto estaremos aprendiendo
y la lección de hoy es cómo morir,
y entonces el megáfono hace ruido
y el capitán hace ruido,
con los problemas y los cómo y los por qué,
y él no puede ver ninguna razón,
porque no hay razones,
¿qué razones necesitas para morir?

Dime por qué
no me gustan los lunes.
Dime por qué
no me gustan los lunes.
Dime por qué
no me gustan los lunes.
Dime por qué
no me gustan los lunes.
Dime por qué
no me gustan, no me gusta,
Dime por qué no me gustan los lunes
Dime por qué
no me gustan los lunes.
Quiero derribar el día entero”.

 

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