LA POSIBLE COPIA
EL HOMBRE BURBUJA: Kill the Mosquito
httpv://www.youtube.com/watch?v=1qHPrKU-VRQ
“Kill the Mosquito” apareció en el segundo disco de El Hombre Burbuja titulado Nadando a crol, publicado en el año 2000 por Everlasting / RFTOS y producido por Kaki Arkarazo.
La letra recitada habla de una gran plaga de insectos en el Sur de la Península Ibérica. La letra fue compuesta por Julio García y la música por toda la banda.
El tema apareció también en el recopilatorio del grupo Tu ves OVNIS publicado en 2006. Esta segunda mezcla dura unos segundos menos y no incluye el párrafo “Mientras, los dos hombres del gobierno empezaban a parecer un par de estatuas, siempre habían estado ahí. Pero cuando ya era obvio que no se moverían nunca, uno de ellos alargó el brazo para coger del coche dos trajes, de apicultor, ésos que se utilizan para robarle la miel a las abejas. Era un tanto ridículo verlos, con sus trajes de chaqueta, colocándose sobre sus cabezas esas escafandras de tela, blancas”.
Esta es su letra:
“Un día insoportable, había sido y hacía mucho calor, un calor de mil demonios. Estaba pasando el verano en casa de unos amigos, en el Algarve, y me encantaba pasar las noches en el porche, sentado en una enorme silla de mimbre, que parecía haber sido fabricada para mí.
Había árboles, decenas de árboles de los que salían extraños sonidos. Daba la sensación de que los árboles hablaban entre ellos, se reían de mí y me criticaban. Y mosquitos, gracias a dios es una de las pocas cosas a la que no soy alérgico. Polen, picaduras de abejas, avispas, polvo, epitelios de animales, hongos de la humedad, látex e incluso algunas frutas, pescados y especias.
Pero no los mosquitos.
Fue el verano del 94, si miras los periódicos, podrás comprobar que nunca se había visto una plaga de mosquitos como aquella en el sur de Portugal. Mosquitos como puños, bichos enormes y grotescos, como víctimas de una rara mutación genética, aparecían cada quince minutos en formaciones de diez o veinte, como helicópteros.
Al principio el humo los espantaba, pero no podíamos estar fumando todo el rato, no podíamos no parar de fumar, así que ingeniamos un dispositivo a base de pequeñas hogueras y sacamos de un armario un puñado de viejas raquetas de tenis.
Todo cuanto podíamos decir era: kill the mosquito.
Apareció un coche con unos faros inmensos, y me deslumbraron tanto que me puse de muy mal humor. Tardé casi un minuto en recuperar la vista. Del coche bajaron dos hombres bien vestidos, dijeron que eran del gobierno y que debíamos encerrarnos en casa. El vertido había alterado el proceso de crecimiento de las larvas de mosquito y, en la costa, 48 personas habían sido hospitalizadas en las últimas 24 horas. El vertido en cuestión era el mayor desastre ecológico ocurrido en los últimos 20 años, y todo parecía haber empezado en Oil Island de Shell, la plataforma petrolífera más antigua de las que funcionan en el Océano Atlántico. Consulten la prensa.
Nos dio por preguntarles a aquellos dos hombres si era cierto eso de que sólo había dos maneras de matar el tiempo en una plataforma petrolífera: putas y caramelos.
Pero todo lo que supieron decirnos fue: kill the mosquito
Decidimos quedarnos en el porche, nada de encerrarnos en casa. Hacía una noche espléndida y no se podía desaprovechar. Además los mosquitos sabían mantenerse alejados del fuego. Los dos hombres se tomaron muy a mal eso de que quisiéramos quedarnos allí con los mosquitos, eso de que no nos importara convivir con los insectos pareció dolerles mucho. Nos decían que venían para ayudar y que no éramos conscientes del peligro. El hombre más alto me recordaba a mi padre, y yo me preguntaba si alguna vez le habría picado un insecto muy grande, a mi padre.
Mientras, los dos hombres del gobierno empezaban a parecer un par de estatuas, siempre habían estado ahí. Pero cuando ya era obvio que no se moverían nunca, uno de ellos alargó el brazo para coger del coche dos trajes, de apicultor, ésos que se utilizan para robarle la miel a las abejas. Era un tanto ridículo verlos, con sus trajes de chaqueta, colocándose sobre sus cabezas esas escafandras de tela, blancas.
El otro hombre abrió el maletero del coche y comenzó a sacar algo que parecía pesar, algo se cargaban en la espalda, algo así como dos extintores blancos. Debían llevar algún gas o espuma especial antimosquitos. Insecticidas capaces de aniquilar humanos, estoy segura.
Una vez equipados los dos hombres empezaron a rociar el jardín, y poco a poco se fueron acercando hasta el porche. Al llegar frente a nosotros se pararon, el uno al lado del otro, y nos miraron fijamente.
Detrás de ellos vimos acercarse a un centenar de mosquitos embadurnados en espuma blanca, una enorme nube de mosquitos desorientados y enloquecidos. Detrás de ellos, y no les avisamos, no dijimos nada. Aquellos dos hombres, especialistas en plagas de insectos, no les dio tiempo a decir, kill the mosquito”.
EL ORIGINAL
SLINT: Good Morning, Captain
httpv://www.youtube.com/watch?v=XBE2EUT34aY
“Kill the Mosquito” de El Hombre Burbuja tiene una estructura de letra recitada y base musical similar a “Good Morning, Captain” del grupo Slint, canción publicada como último corte de su segundo álbum Spiderland, publicado el 27 de marzo de 1991.
El tema se convertiría en uno de los más reconocidos del grupo al ser incluido en la banda sonora de la película Kids dirigida por Larry Clark en 1995. Su letra está basada en un poema de Samuel Taylor Coleridge traducido al español de distintas formas: “La canción del viejo marinero”, “Rima del anciano marinero” o “Poema del anciano marinero” que se puede leer en este enlace.
Esta sería la traducción de su letra:
“Déjame entrar, la voz gritó en voz baja,
Desde detrás de la puerta de madera.
Restos dispersos de la nave se podían ver en la distancia,
Manchada de sangre la pared de hielo de la costa.
Soy el único que queda. La tormenta se los llevó a todos,
Se las arregló al intentar ponerse de pie.
Las lágrimas corrían por su rostro.
Por favor, hace frío.
Cuando se despertó, no había ni rastro de la nave.
Sólo el alba se quedó atrás por la tormenta.
Sintió el crujido de la escalera, debajo de él.
Que se elevó desde el mar, a la puerta.
Se oyó un ruido en la ventana entonces.
El capitán comenzó, casi no respiraba.
Poco a poco, se giró.
Desde detrás del borde de la ventana,
Apareció la delicada mano de un niño.
Su rostro tímido enrojeció.
Se quedó mirando al capitán con ojos asustados.
El capitán se cogió a algo para mantenerse,
Ayúdame, me susurró, mientras se levantaba lentamente de pie.
La cara del niño se puso pálida,
Reconoció el sonido.
En silencio, bajó la persiana contra la sombra.
Perdido en la puerta de la casa vacía.
Estoy tratando de encontrar mi camino a casa.
Lo siento…
…Y te extraño.
Te echo de menos.
He crecido más.
Quiero que se notifique a la policía.
Te lo compensaré,
Te lo juro, te lo compensaré.
Te echo de menos”.