LA POSIBLE COPIA
LUCINDA WILLIAMS: Can’t Let Go
“Can’t Let Go” es una canción editada en single en 1998 por la cantante y músico norteamericana Lucinda Williams a través de la compañía discográfica Mercury. Compuesta por Randy Weeks, contaba con la producción de Steve Earle, Ray Kennedy y la propia Lucinda Williams.
El tema fue incluido también en su exitoso álbum Car Wheels on a Gravel Road, publicado el 30 de junio de 1998. El autor del mismo, Randy Weeks, lanzó su propia versión de la canción en 2000, incluyéndola en su álbum Madeline.
Randy Weeks escribió la canción y la interpretó en el Palomino Club de Los Ángeles, donde Williams la escuchó por primera vez. Según Weeks, Williams “se me acercó y me dijo: ‘Me gusta esa canción. ¿Qué es?’ Unos tres años después, tras el éxito de “Passionate Kisses”, me preguntó si podía enviarle una cinta». Williams se la guardó durante tres años más antes de incluirla en su álbum de 1998 Car Wheels on a Gravel.
Años después, concretamente en 2021 Robert Plant y la cantante y violinista estadounidense Alison Krauss hicieron una versión de la canción en su álbum Raise the Roof, que fue editado además como el single principal del álbum.
EL ORIGINAL
RINGO STARR: Back off Boogaloo
Tal y como se puede comprobar al escuchar ambas canciones, “Can’t Let Go” de Lucinda Williams recuerda a un antiguo tema de Ringo Starr, “Back off Boogaloo”, que había sido editado en 1972 como single, convirtiéndose en su mayor éxito en solitario, e incluido posteriormente en su álbum de Goodnight Vienna.
Es una de las escasas canciones editadas por Ringo Starr compuestas exclusivamente por él. La producción, en este caso, corrió a cargo de George Harrison, su compañero en The Beatles, aunque este también le ayudó a acabar de escribirla.
Según declaró en 1977 (y repitió en 1998 en la grabación del especial televisivo Storytellers para la cadena televisiva VH1), la inspiración le vino después de cenar con su amigo -y también músico- Marc Bolan, que no paraba de repetir la palabra ‘boogaloo’ en sus frases aquella noche. Poco después, mientras intentaba dormir, la canción fu cobrando forma íntegramente en su cabeza y, como todos sus aparatos de grabación se encontraban inutilizables o no tenían pilas, tuvo que sacarle las baterías a los juguetes de sus hijos para dejarla registrada.
Esta explicación vendría a contradecir la leyenda popular de que ‘Boogaloo’ era el apodo que Ringo Starr le puso en su momento a Paul McCartney y que la canción sería un mensaje al bajista, cantante y compositor de The Beatles para que se olvidase de los sarcásticos comentarios en la prensa sobre su pasado con el cuarteto de Liverpool y volviera a hacer buena música, algo que se sustentaría en la letra en la que Ringo llega a decir “dame algo sabroso”.